Psicoterapia Breve de Pareja

PB Pareja

Cuando en el contexto de una relación experimentamos una emoción necesitamos que nuestra pareja comprenda esa respuesta emocional, y que no tarde demasiado en sintonizar con la expectativa que tenemos en su apoyo emocional. Si la persona sabe como regular su respuesta y además encuentra el apoyo que precisa en su pareja, el resultado que se obtiene es una satisfacción interna y con la pareja. Muchas parejas con problemas desconocen sus reacciones y el origen de su sufrimiento. Saben que la pareja no les está dando el apoyo emocional que precisan, pero no lo saben expresar.

La manera de afrontar las emociones se aprende mayoritariamente en la familia. El modelo familiar es fundamental para aprender a resolver las emociones. Cuando dos personas forman una pareja tienen que aprender y comprender estas diferencias de estilos. No solamente tienen que conocer costumbres cotidianas que nunca habían experimentado, también tienen que conocer los diferentes estilos para afrontar las situaciones emocionales.

La mayoría de las quejas con las que una pareja llega a la consulta tienen que ver con el desarrollo de incompatibilidades. Las incompatibilidades se generan sobre las similitudes y las diferencias de los miembros de la díada. Áreas en las que son similares pueden acabar originando competición, como por ejemplo el que los dos estén muy apegados a la familia de origen. Áreas en las que son diferentes dejan necesidades sin cubrir, como por ejemplo las diferencias en las necesidades sexuales.

Puede haber tres patrones de interacción destructivos: (1) la evitación mutua, en el que ambos evitan enfrentarse al conflicto; (2) la interacción negativa mutua, en el que ambos se atacan reiteradamente; y (3) la demanda-retirada, en el que uno entra en una interacción negativa como demandar, acusar o culpar y el otro se retira. De esta forma, la interpretación de la pareja es que el problema es lo que el otro hace o deja de hacer, atribuyendo estos déficit a tres causas: problemas psicológicos, maldad por parte del otro y/o incompetencia personal. Si este es el panorama, lo lógico es que se intente modificar la forma de actuar o de ser de la persona que no se ajusta “bien” al otro. Así es como se aumenta la polarización que hace que la pareja cada vez se encuentre peor en la relación y que ambos se sientan cada vez más alejados el uno del otro.

Empezar es lo más difícil

El tratamiento incluye como componente central de la intervención la aceptación emocional con el fin de transformar los problemas en vehículos para crear más intimidad.

La intervención se estructura en torno a tres cuestiones que trae la
pareja de una sesión a otra: discusión en sesión de situaciones generales y específicas que hayan surgido alrededor del tema; situaciones en las que ha surgido el problema y lo han resuelto con éxito; y situaciones que se podrían llamar positivas. Al inicio de la terapia las primeras serán las más frecuentes para poco a poco ir dando paso a las segundas.

Si se muestran colaboradores y con objetivos comunes no habrá problemas para empezar con estrategias de cambio, y si se aprecian “durezas” en la intervención, habrá que dar un giro hacia las estrategias de
aceptación. Aunque raramente cuando fracasa el trabajo en aceptación funciona el entrenamiento en habilidades, lo contrario sí es frecuente: allí donde el trabajo en habilidades ha fracasado suele producir beneficios el trabajo en aceptación.

Para trabajar la aceptación existen tres estrategias centrales: la unión empática, la separación unificada y la tolerancia.
El objetivo de las dos primeras estriba en unir a la pareja alrededor del problema; es decir, que el problema sirva para generar más intimidad. En la última la meta consiste en transformar en menos dolorosas las conductas negativas del compañero.

En la unión empática se pretende generar aceptación a través de poner en contacto la conducta de un miembro de la pareja con su historia personal. Para que surja la intimidad es necesario que haya reforzamiento de conductas interpersonales de vulnerabilidad, es decir, “conductas que
ocurren en un contexto interpersonal y que han sido asociadas con castigo por otros en el pasado”. La expresión de conductas de vulnerabilidad y su reforzamiento por parte de otro es lo que define un evento íntimo. El terapeuta anima a la pareja a manifestar sentimientos que no son expresados habitualmente y que se supone elicitan una respuesta más empática por parte del oyente. El principal objetivo es transformar las situaciones de crisis de la pareja en “vehículos para la intimidad”.

La separación unificada consiste en ayudar a la pareja a que se enfrenten juntos al problema. Cuando se produce un incidente negativo sean capaces de hablar de él como algo externo a la relación. Se procura conseguir que los miembros de la pareja sean más conscientes de los procesos que ocurren en las interacciones negativas, de forma que tomen más distancia y no se vean controlados por las emociones que surgen en ese momento.

Existen tres tipos de técnicas con las que se promueve la tolerancia: role playing de la conducta negativa en la sesión; imitación de la conducta negativa en casa y habilidades de auto-cuidado.

El primer paso es poder reconocer qué emoción es la que estamos experimentando en ese momento (miedo, tristeza, rabia, alegría, amor). Para facilitar el reconocimiento de la emoción podemos formular una doble pregunta para cada emoción:

  • ¿Qué aspecto peligroso comporta esta situación? ¿Qué miedo te produce esta situación?
  • ¿Qué pérdida representa para ti esta situación? ¿Qué tiene de triste esta situación?
  • ¿Qué tiene de injusto esta situación para ti? ¿Qué rabia te ha producido esta situación?
  • ¿Qué has ganado con esta situación? ¿Qué alegría comporta esta situación?
  • ¿Qué plenitud o felicidad comporta esta situación? ¿Qué amor experimentas con esta situación?
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